PRÓXIMAMENTE: ¡BLACKFEATHER «CHUPETÓN»!
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Presentamos a Blackfeather «chupetón»: el legendario vampiro nocturno. Nadie está a salvo del filo de su keris ni del mordisco de su beso. Con nuevas animaciones de habilidades y teletransporte, una apariencia de cuero elegante y apasionantes nuevos efectos, este monstruo típico de Halloween no había sido nunca tan romántico.
BLACKFEATHER «CHUPETÓN» (EDICIÓN ESPECIAL)
CAMBIOS DE MODELO:
Jubón, capa de cola abierta y pantalones de cuero rojo y negro
Brazo derecho con armadura
Keris a dos manos con cabeza de cobra
EFECTOS ESPECIALES:
Heartthrob con joyas
Feint of Heart genera pétalos negros y energía roja malvada
On Point proyecta un destello con la forma de una keris curvada y libera a una colonia de murciélagos
Los murciélagos vampiro muerden a los enemigos
CAMBIOS DE ANIMACIONES:
Nueva y elegante estocada inversa de On Point
Golpe y pose nuevos de Feint of Heart
Rose Offensive ataca en un remolino de murciélagos y cuchilladas
Teletransporte ostentoso con una reverencia con capa
RELATO DE DESTINOS ALTERNATIVOS
LA NOCHE DEL PRIMER BESO
En las montañas, existe una vieja leyenda sobre el día en el que los valientes habitantes de un pueblo derrotaron a un vampiro.
(Para explicarlo algo más en detalle, los hombres del pueblo rebosaban ira e invadieron el hogar del monstruo, pues estaban hartos de no lograr proteger las virtudes de sus madres, hijas, hermanas y esposas del vampírico seductor. Incluso las abuelas, cuyos años fértiles quedaban ya muy lejanos, se alejaban de sus mecedoras en la noche y regresaban al amanecer con el cabello blanco y enmarañado, una sonrisa bobalicona y anemia de bajo grado).
Y así fue como, a la hora del almuerzo, asaltaron el castillo del vampiro y lo alzaron en volandas, sin vida, de su cama con baldaquino de terciopelo y satén. Entre vítores y abucheos, introdujeron al vampiro en un ataúd junto a una cantidad de ajos que habría bastado para aderezar cien tarros de ragú, ya que el ajo es el enemigo acérrimo de los besos en todo el mundo, y cerraron la tapa con largos clavos de plata. Ocultaron el féretro y a su desalmado encantador en una cripta, y jamás volvieron a ver al vampiro.
El pueblo se asentó, durante las generaciones venideras, en una calma pacífica establecida a través de una férrea legislación. Con la ornamentada leyenda del demonio mujeriego como prueba, se prohibieron los besos. Además, se multaba a los que iban cogidos de la mano y los ancianos de mente estable concertaban los matrimonios. Para mantener la pasión a raya, se ilegalizaron los pimientos picantes, el vino, el azúcar y las golosinas. Los comerciantes del pueblo cambiaron el nombre de la miel a «heces de abeja». Alentaban incluso a las princesas a que fueran prudentes; las torres del castillo y todos los naranjos espinosos quedaron completamente arrasados.
Una de dichas princesas, a la que conducía un deseo posadolescente primario, formó un grupo de búsqueda clandestino para examinar uno de los cementerios repartidos por el pueblo. Los cadáveres de diez siglos se congregaban en esas criptas y bajo las lápidas, por lo que tuvieron que explorar durante meses para encontrar el mausoleo. En la placa sobre la puerta no figuraba ningún nombre, solo la advertencia de una muerte segura, y el ataúd de su interior se encontraba sellado con clavos de plata.
Aquella noche, un millar de colibrís pareció emprender el vuelo entre sus costillas al adentrarse en la cripta situada en el exterior del castillo sin torres, vestida tan solo con su camisón blanco, los rizos morenos cayéndole por la espalda y los pies descalzos; una princesa sin torre, una muchacha que desea besar sin nadie que le corresponda.
Con valor, determinación y un martillo que había tomado prestado, levantó la tapadera de la prisión del vampiro haciendo palanca y apartó los montones de ajos hasta encontrar al legendario villano, pálido e inmóvil como la muerte, pero en absoluto descompuesto; los mechones dorados caían sobre el cuero rojo y negro, y los alargados colmillos reposaban sobre sus labios. Junto a él yacía su espada: una keris a dos manos con cabeza de cobra.
Con dicha hoja curvada, la princesa se cortó la muñeca. Al caer la primera gota de sangre en los labios del muerto viviente, el demonio resucitó, se sentó en el ataúd y agarró el brazo de la pobre muchacha con una fuerza excepcional. Bebió de la herida de la muchacha, mientras la miraba con aburrimiento, hasta que se desmayó.
En un instante, el vampiro saltó del ataúd y tomó en brazos a la princesa. Mientras le rozaba los labios con los suyos, susurró: «Has devuelto el peligro al mundo». Enrolló uno de los mullidos bucles de la joven entre sus dedos. «¿Por qué lo has hecho?»
Los ojos de la muchacha se abrieron tras varios parpadeos. ―Por amor ―contestó.
Fue un nuevo comienzo para la rebeldía: la revolución de los excitantes encuentros nocturnos y risas descaradas. A partir de entonces, este error pasó a conocerse como La noche del primer beso.
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Sáb Oct 08, 2016 7:57 pm por World
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